Se define como la dificultad para iniciar el sueño o mantenerlo, con despertares e incapacidad para volver a dormirse por sí solo. Presenta una prevalencia del 23% en la edad infantil.

El insomnio por hábitos incorrectos, es la causa más frecuente de insomnio en los niños (90%), que se despiertan frecuentemente por la noche reclamando la presencia de los padres para poder volver a dormirse de nuevo. Los niños con trastornos del sueño suelen tener un sueño superficial durante el cual se muestran inquietos, como vigilantes y cualquier ruido los despierta, duermen menos horas de las que deberían para su edad, son irritables durante el día, con llanto fácil y mayor dependencia hacia la persona que los cuida.

Aparece en niños normales desde el punto de vista físico y psíquico, y es secundario generalmente a una mala adquisición de los hábitos de vigilia-sueño.

Cómo enseñar a dormir bien y reeducar el hábito del sueño. Se puede enseñar el hábito del sueño a un niño modificando el entorno y las conductas a su alrededor.

  • Repitiendo firmemente rutinas que asocien el momento de dormir a "elementos externos" (su cama, su muñeco, su chupete, etc.) hasta que el niño las aprenda.
  • La actitud de los padres debe ser de tranquilidad y de contención, ambas son fundamentales para comunicar seguridad al niño.
  • En sus despertares, el niño reclamará las circunstancias que ha asociado a su sueño: si se duerme solo volverá a dormirse solo, pero si se ha dormido en brazos, o meciéndolo, reclamará lo mismo.

Existen métodos conductistas en los que se pautan tiempos de acudir a su habitación cuando llora y van alargándose hasta lograr que el niño comprenda que el llanto es inútil y concilie el sueño solo.

Consejos prácticos para padres

El niño debe acostarse siempre en su propia cama a la misma hora, y explicarle que debe quedarse allí. Ser firme y claro (aunque la respuesta inicial sea de llanto y rabieta prolongada o se repita varios días).

Si el niño es "temeroso" puede dejarse la puerta entreabierta o una luz piloto o un muñeco luminoso, pero a cambio de no abandonar su cuarto.

La edad ideal es para que el niño comience a dormir solo son los 6 meses (no aparece la ansiedad de separación hasta los 8 meses), una vez dejado en la cuna o cama, apagar la luz, decirle adiós y dejarle solo cerrando la puerta. Si el niño, así educado, llora más de cinco o diez minutos, comprobar (si es posible con luz tenue) que no le sucede nada, y repetir lo mismo (despedirse y dejarlo solo). No se recomienda sacarlo de la cama, ni acompañarlo hasta que se duerma.

Las normas deben cumplirlas todos los cuidadores del niño, incluidos familiares y cuidadores. Todos deben tener la misma actitud y mantenerla con afecto, pero con firmeza y serenidad.

El tratamiento con fármacos pocas veces se utiliza y siempre bajo estricto control del pediatra. Asimismo su médico descartará otras patologías que pueden ser la causa del insomnio como ansiedad, depresión u otras enfermedades.