El cribado de albuminuria en Atención Primaria permite detectar el doble de casos de enfermedad renal crónica que los métodos convencionales
La detección precoz de la enfermedad renal crónica puede mejorar el pronóstico de miles de personas, según el estudio ONDAAS, cuyos resultados acaban de publicarse en Clinical Kidney Journal
- El estudio ONDAAS identifica una prevalencia de enfermedad renal crónica del 22,29% en pacientes atendidos en Atención Primaria
- El cribado de albuminuria permitió diagnosticar a más de 900 personas con función renal leve que no habrían sido detectadas con los métodos habituales
- La detección temprana mejora la toma de decisiones terapéuticas e impulsa tratamientos que ralentizan la progresión de la enfermedad
La enfermedad renal crónica (ERC) avanza silenciosamente en millones de personas, sin mostrar síntomas hasta fases muy avanzadas, y afecta ya a más de 850 millones en todo el mundo; una dolencia progresiva que no solo puede derivar en diálisis o trasplante, sino que también multiplica el riesgo de infarto, ictus y muerte prematura. Con el fin de mejorar su detección precoz, se ha llevado a cabo una nueva investigación en centros de salud de la provincia de Burgos que demuestra que una sencilla prueba incluida en las analíticas rutinarias de Atención Primaria puede cambiar radicalmente este escenario.
Concretamente, el estudio, cuyos resultados acaban de publicarse en la revista científica Clinical Kidney Journal, en el artículo "Impacto del cribado de albuminuria en atención primaria en la detección y el tratamiento de la enfermedad renal crónica: hallazgos del estudio ONDAAS", ha evidenciado que la inclusión sistemática del análisis de la relación albúmina/creatinina urinaria (uACR) permite detectar precozmente la ERC en fases en las que aún es posible intervenir para frenar su avance.
El trabajo ha sido liderado por el Dr. Sebastián Mas-Fontao, investigador del Instituto de Investigación Sanitaria de la Fundación Jiménez Díaz (IIS-FJD), y el Dr. Emilio González-Parra, especialista del Servicio de Nefrología de la Fundación Jiménez Díaz e investigador del IIS-FJD, junto con los doctores María Izquierdo y Didier Sánchez Ospina, del Servicio de Nefrología del Hospital Universitario de Burgos, y en colaboración con la Consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León.
Se trata de un plan pionero que se implantará en toda la comunidad castellanoleonesa gracias a la colaboración de sus servicios de Atención Primaria y de Nefrología, lo que convertirá a la región en la primera en la que se realizará este análisis de forma generalizada.
Desarrollado entre febrero y mayo de 2024 en centros de salud de la provincia de Burgos, el estudio evaluó a 9.890 personas mayores de 18 años que acudieron a consulta de Atención Primaria. Los resultados revelan una realidad preocupante: más de una de cada cinco personas (el 22,29 por ciento) tenía criterios de ERC según las guías KDIGO (siglas en inglés de Kidney Disease: Improving Global Outcomes). En concreto, un 14,04 por ciento presentaba niveles de albuminuria por encima de lo normal y un 12,81 por ciento mostraba una tasa de filtración glomerular reducida (eGFR); unos datos que refuerzan la necesidad de replantear las estrategias de cribado actuales, que se centran solo en pacientes con factores de riesgo conocidos para la detección precoz.
El valor añadido de la albuminuria: diagnóstico precoz y mejor estratificación
Uno de los hallazgos más relevantes del estudio ONDAAS es que el cribado de albuminuria permitió identificar a 903 personas (el 10,88 por ciento del total) con valores normales de filtración glomerular, pero con albuminuria elevada; un grupo que habría pasado desapercibido si solo se hubieran tenido en cuenta los niveles de eGFR, como se hace habitualmente.
Además, otros 434 pacientes ya diagnosticados fueron reclasificados a un mayor nivel de riesgo gracias a los resultados de la relación entre la albúmina y la creatinina en orina. De ahí la importancia de esta herramienta de cribado, que tiene un bajo coste y puede tener un impacto muy significativo en la salud pública.
Y es que, según los autores, esta información es clave para establecer tratamientos más precisos y eficaces. De hecho, el 22,29 por ciento de los participantes resultaron ser candidatos a recibir terapias indicadas para ralentizar la progresión de la enfermedad, como los inhibidores del sistema renina-angiotensina o los nuevos inhibidores de SGLT2.
Además, los datos del estudio muestran que más de 2.000 pacientes fueron identificados como candidatos a tratamientos específicos. Entre ellos, el 14,6 por ciento podría beneficiarse de inhibidores del sistema renina-angiotensina, el 10,89 por ciento de inhibidores de SGLT2, el 14,01 por ciento de antagonistas del receptor mineralocorticoide y el 21,38 por ciento de estatinas. Estos tratamientos han demostrado reducir complicaciones cardiovasculares, ralentizar la progresión de la enfermedad renal y mejorar la supervivencia.
Atención Primaria como motor del cambio
Esta dolencia progresiva ha aumentado su prevalencia en los últimos años un 29 por ciento. Ante esta situación, los investigadores defienden que la Atención Primaria debe asumir un papel proactivo en la detección precoz y añadir el cribado de albuminuria a las analíticas rutinarias de los adultos en los centros de salud, ya que es una medida viable, eficaz y alineada con las recomendaciones internacionales.
Los especialistas recuerdan que comenzar el tratamiento cuando aún no hay daño renal irreversible puede retrasar la necesidad de diálisis hasta 27 años y concluyen que la detección precoz es una inversión en salud: mejora la calidad de vida, reduce complicaciones y optimiza los recursos del sistema sanitario.
Asimismo, insisten en que la implementación sistemática del cribado en Atención Primaria permitiría aprovechar mejor los recursos existentes, especialmente en zonas rurales o con acceso limitado a especialistas, y plantean que este enfoque podría ser coste-efectivo, como ya han demostrado otros modelos internacionales. Esta estrategia reforzaría el papel del médico de familia en la prevención y manejo de enfermedades crónicas complejas como la ERC.