Cada vez más los pacientes llegan a edades más avanzadas, en las cuales la probabilidad de desarrollar algunos tipos de cáncer son incluso más frecuentes. Por el simple hecho de ser un paciente de edad avanzada no es indicativo de no estar en perfectas condiciones de poder recibir un tratamiento adecuado para un linfoma. En la mayoría de los casos, los pacientes de edad avanzada reciben menos tratamiento o menos intensivo al pensar de forma subjetiva que no lo van a tolerar.

En el Servicio de Hematología de la Fundación Jiménez Díaz apostamos por una evaluación geriátrica integral, utilizando formas objetivas de medir tanto las comorbilidades, el estado funcional y mental del paciente de edad avanzada, con el fin de poder administrar el tratamiento adecuado a aquellos pacientes que de forma objetiva sean capaces de tolerarlo, y podamos adaptar el tratamiento al otro grupo de pacientes "frágiles", con el fin de no añadir toxicidad excesiva que descompense su estado funcional.

Para ello, llevamos a cabo evaluaciones específicas como:

  • Escalas de comorbilidad
  • Escalas de valoración geriátrica
  • Evaluación de comorbilidades
  • Evaluación de la polifarmacia y estudio de posibles interacciones entre los diferentes medicamentos