Los análisis de sangre miden las cantidades de ciertos tipos de células y químicos en la sangre. Aunque no se usan para diagnosticar linfoma, a veces pueden ayudar a determinar cuán avanzado está el linfoma.

Se realizará un recuento completo de células sanguíneas en los pacientes que se sabe o se sospecha tienen un linfoma. Esta prueba mide las diferentes células en la sangre, tal como los glóbulos rojos, los glóbulos blancos y las plaquetas. En pacientes que se sabe tienen linfoma, los bajos recuentos de células sanguíneas pueden indicar que el linfoma está creciendo en la médula ósea y está afectando la formación de nuevas células sanguíneas.

A muchos pacientes también se les hacen pruebas químicas de la sangre para verificar la función renal y hepática. Si se ha diagnosticado un linfoma, puede que se haga otra prueba sanguínea llamada lactato deshidrogenasa (LDH). Los niveles de LDH a menudo son altos en los pacientes con linfomas.

Para algunos tipos de linfoma, o si se emplean ciertos tratamientos, su médico también puede recomendar otros análisis de sangre para determinar si usted ha sido infectado con ciertos virus, tal como el virus de hepatitis B (VHB), el virus de hepatitis C (VHC) o el virus de inmunodeficiencia humana (VIH). La infección con estos virus puede afectar su tratamiento.